Salida del 20/04/2012: Nocturna a la Playa de El Prat

El aeropuerto de El Prat

Trayecto 269 (01)

20/04/2012

Nocturna: La playa de El Prat

Duración: desde las 20:00 a las 24:00 horas
Climatología: noche clara; temperatura suave; escaso viento
Terreno: en perfectas condiciones

Grupo:

 Los integrantes de esta etapa, la primera

nocturna del año: Javier, José Ángel, Jorge,

JuanBa, Miguel, Salvador y Xavi Martín

Eso es imposible metérselo:

Aquí estamos en la playa de El Prat

Esta era nuestra primera salida nocturna de este año y para celebrarlo hemos querido hacer algo muy suave y placentero, como es la etapa de la playa de El Prat, que hemos realizado muchas veces, y no sólo como nocturna; tenemos que darle la bienvenida en este tipo de eventos a Miguel y Xavi Martín, ya que era la primera vez que venían con nosotros en una nocturna, y en el caso de Miguelillo la primera que hacía, careciendo de más datos respecto a Xavi Martín; ambos habían oído algunas historias sobre los estupendos rabos que nos metemos al final de estas etapas, y andaban un poco temerosos, pero a la vez impacientes por comprobar si era cierto el deleite que les habíamos dicho que se experimentaba con tales manjares; casi no daban crédito a lo que les decíamos por el camino respecto a las dimensiones de estos maravillosos rabos y, sobre todo, no podían creerse que pudieran ser engullidos, así sin más, como quien se zampa un pepino; bien es cierto que les tranquilizó algo cuando les dijimos que junto con los rabos siempre se pone a nuestra disposición un elenco de potingues (nata, mahonesa, ...) para untar estas cipotescas viandas, permitiendo con ello que puedan ser engullidas con total garantías, sin temor a atragantarse, salvo cuando alguien pretenda hincarse dos a la vez, tal y como en alguna ocasión ha ocurrido, para lo cual no solo se necesita un gañote como el de una cabra "bien criá",  sino una técnica depuradísima, de la cual desgraciadamente carecemos, solo al alcance de Linda Lovelace; bajo estas espectativas nos hemos presentado puntualmente en el lugar de encuentro; algunos de nosotros haciendo alarde de nuestros estupendos focos camboyanos, a pesar de que debido a la hora aún sobraban; entre las consabidas bromas y buen ambiente que se crea en las nocturnas, hemos iniciado la marcha rumbo a la playa de El Prat; alguno de nosotros (no diremos nombres) incluso quería prescindir de la salida para irse directamente en busca del rabo, aunque finalmente los hemos podido convencer de que era mejor realizar la etapa con la intención de coger luego el rabo con más deseo; la etapa, como esperábamos, se ha ido desarrollando sin mayores incidencias; lo bueno vendría al final; habíamos quedado con Miguelillo que él nos esperaría en la propia playa de El Prat, para evitarse así el viaje de ida; y así fue; llegamos puntuales a la playa, en donde nos estaba esperando nuestro amigo; al principio, cuando nos vio llegar a lo lejos, se llevó un susto morrocotudo, ya que ante el resplandor de nuestros magníficos focos, lo primero que pensó es que se había salido un avión de la pista y que se dirigía hacía dónde él estaba a una elevada velocidad, como si tuviera muy "mala leche"; cuando pudo comprobar que se trataba de nuestros focos casi no daba crédito.

 En el camino de vuelta; observar a Jorge, 

todo orgulloso, con su juguetito chino

 
Después de hacernos algunas fotos en la playa, iniciamos el regreso en busca de los ... rabos, a una velocidad de vértigo, como si tuviéramos "hambre"; Jorge, a quien lo habían engañado como a un chino en una tienda de chinos (valga la redundancia) al venderle un "cachibache" de colores para colocar en una de las ruedas de la bici que presuntamente dibujaba letras (ver para creer), se había empeñado en enseñarnos las letras que decía que salían del "armatoste" en cuestión; al final, tras mucho insistir, lo único que pudimos medio observar fue algo parecido a la silueta de un rabo, lo cual provocaba que aceleráramos aún más pensando en el resto de la velada, con la "boca hecha agua"; y así fue cómo llegamos a nuestro destino, sin más incidencias que unas cuántas paradas forzosas debido a que una de las ruedas de la bici de José Ángel perdía un poco de aire; cuando llegamos, tal y como estaba mandado, pedimos ¡¡¡7 rabos!!!, es decir, uno para cada uno; la espera fue algo tensa ya que no sabíamos si habrían rabos suficientes a tan altas horas de la noche; de pronto divisamos al camarero que venía ya dispuesto a servirnos y eso nos tranquilizó, al menos a José Ángel, JuanBa, Javier, Jorge y a un servidor, que ya conocíamos las dimensiones de estas fabulosas y cipotescas exquisitices; Miguelillo y Xavi Martín casi se desmayaron; en su vida habían visto zimpámpanos semejantes; reían por no llorar; "eso es imposible metérselo", decían al unísono; José Ángel tuvo que darles un cursillo acelerado sobre la marcha de cómo debían tratar a tan majestuosas vergas; "hay que cogerlas con delicadeza pero a la vez con firmeza, empezando suavemente por la punta, sin atragantarse", les decía el bueno de José Ángel, a la vez que él mismo les hacía una representativa demostración; Miguelillo por fin pudo meterse el suyo, casi sin rechistar; prácticamente no podía ni respirar; solo pensaba en tragar y tragar; tuvo que abrir la boca como un pajarillo hambriento en el nido; desde luego con uno tuvo más que suficiente por esta primera vez, ya que quedó totalmente saciado, aunque con ganas de repetir lo antes posible; ¡que bribón!; Xavi Martín fue otra cosa; se le notaba a leguas que es un hombre de mundo; había prestado una especial atención a la demostración que unos minutos antes había hecho José Ángel, y desde luego se aprendió muy bien la lección; el mariconazo se zampó el primero casi sin despeinarse, entre gemidos de placer ante tan exquisito manjar, y eso que nos constaba a ciencia cierta que era el primer rabo que se metía, al menos de estas características; que nadie piense mal; "vaya tragaderas", pensamos todos los demás; era casi inaudito; daba gusto ver como se metía entre sus fauces tan delicioso rabo con unos movimientos perfectamente compaginados; con profesionalidad; "¿será capaz de meterse otro?", pensamos exhaustos los demás; joder, "dit i fet"; el camarero no podía creerse que un primerizo fuera capaz de tragarse dos estupendos rabos en su primera noche, aunque él no contaba con el gañote que tenía nuestro amigo Xavi, quien pidió el segundo rabo, que enseguida vimos desaparecer entre sus manos, como por arte de magia; "¡vaya tío", pensamos; "¡así da gusto!"; "qué envidia"; y así, saciados a más no poder, terminamos la jornada, totalmente satisfechos y, como siempre, contando ya las horas que nos quedaban hasta poder tener otro impresionante rabo entre las manos; ya queda menos.

Observar las respetable dimensiones de estos

fabulosos y riquísimos rabos

Datos técnicos:

La etapa, como suele ocurrir con las nocturna, no es sino un mero pretexto para podernos ir luego a comernos un bocadillo en un fabuloso ambiente en la víspera del fin de semana; de eso se trata; la salida la hemos comenzado en Molins de Rei (el Parque de las Palmeras), desde donde nos hemos dirigido hacia la playa de El Prat por el camino del río, siempre en un ambiente distendido y sin regatear carcajadas, aunque empleándonos a fondo poniendo un buen desarrollo; a la playa llegaremos tras pasar por el aeropuerto, con los aviones pasando sobre nuestras cabezas a escasos metros y aprovechando las estupendas instalaciones con las que AENA ha premiado a El Prat para mantener a la gente calladita; la vuelta la realizaremos por el mismo camino, siempre al fuerte ritmo que nos permite poner un recorrido totalmente llano, ideal para poder entrenarnos llevando en todo momento una elevada cadencia con unas pulsaciones bajísimas, adquiriendo con ello una buena forma y fondo físico; como debe ser; lo bueno vendrá después, justo cuando regresemos a Molins de Rei y disfrutemos de la compañía de tan buenos amigos en un formidable ambiente; poca cosa hay más qué contar.

La orografía de la etapa

Se trata de una etapa de algo más de 40 km, con poco más de 100 metros de altitud acumulada y un índice I.B.P. de 23; con esto ya está todo dicho; no reviste ninguna dificultad, salvo cuando la realicemos con la sola intención de coger fondo y llevemos una elevada cadencia, siendo para esto una magnífica salida.


El itinerario de la etapa

El track en Wikiloc

Índice I.B.P. 23 (muy suave)